Son muchas las veces que se escucha hablar del tercer hombre en fútbol, de ese futbolista que participa del juego posicional, desde una perspectiva aislada, pero permitiéndole dicho aislamiento, ser un futbolista determinante para poder sorprender y establecer superioridades con las diferentes líneas que saltan y ser un futbolista determinante en situaciones de inicio-progresión y finalización en el juego.
Si queremos sintetizar este concepto, en el apartado teórico, diremos que un jugador A se asocia con un jugador B, atrayendo la focalización del juego sobre este, para que sea un tercero C que se encuentra más alejado, el que da continuidad a la progresión en el juego.
Pasemos a verlo en la práctica y a entender así la efectividad de este mecanismo en el juego.