Cansado de ver como desde pequeño, el grande atrás, el rápido adelante y el listo al medio del campo.
Por desgracia, los factores físicos vienen condicionando los puestos en las primeras edades futbolísticas y eso es tremendamente peligroso, ya que muchos de los niños sufrirán grandes cambios físicos y mentales, que podrán tirar abajo las primeras previsiones que teníamos de ellos.
Con este artículo quiero hacer una apología sobre el futbolista que tiene talento sin balón, bien por lo que hace defensivamente o por como se mueve, generando un movimiento inteligente para el poseedor del balón.
¿Por qué no se incentiva el talento defensivo, no se genera la creatividad y se valora aquel que interpreta positivamente el juego sin balón?
Muchas veces los entrenadores dejamos cierta libertad de medio campo hacia adelante, pero raramente dejamos decidir atrás, ahí parece que todo esté predeterminado y que todos deben ejecutar aquello que hemos planteado anteriormente.
Por ello, quiero dejaros este artículo de Manuel Rodriguez en el que con un símil metafórico, nos explica bien lo que significa la defensa del jugador inteligente.
«EL PERRO FEROZ Y EL PERRO GUARDIÁN»
Sin talento futbolístico, las tácticas y los sistemas son papel mojado. con buenos jugadores todo es más fácil. Hasta para defender hay que ser inteligente, tener mentalidad táctica, en suma tener talento futbolístico. Porque, equivocadamente, el talento se asocia sólo a los jugadores que son buenos manejadores de balón, a los que tienen buena técnica y se desenvuelven en el campo del medio hacia arriba entre los que se encuentran los organizadores en medio campo, los media puntas, los puntas…
Los buenos defensores arrebatan el balón al contrario sin hacer falta; los mediocres solamente saben interrumpir el juego. Un jugador con talento defensivo consigue anticiparse en fracciones de segundo a la jugada que va a ocurrir, anuncia una cosa al delantero y hace la contraria, les provoca el error, les hace cambiar de planes, sabe achicar o agrandar a tiempo, controla el fuera de juego, intercepta el balón en el momento más apropiado. En este aspecto, hay jugadores muy buenos.
Los atacantes suelen ser muy flojos defendiendo, no tienen talento… para defender. Se razona poco en estos conceptos, más bien se funciona con recetas prefabricadas, con frases hechas, con prejuicios históricos. De hecho, todos los trofeos individuales suelen concederse a jugadores que juegan de medio campo hacia delante. Y cuando Cannavaro ganó el balón de oro, muchos se rasgaron las vestiduras porque además no existen argumentos para convencerles de lo contrario.
Como si la obligación de atacar sólo correspondiera a una parte del equipo y la de defender a otra parte, fracturando los intereses y obligaciones grupales del equipo. En otras ocasiones, habrá jugadores que no marcan porque escuchan en sus ambientes más familiares “Que marquen los otros… los que no saben jugar ¿Qué otros? En los equipos todos tienen su misión, todos saben jugar cualquiera que fuere su misión y su perfil sea atacante o defensivo. Porque un equipo que se precie, todos los jugadores deben atacar y todos deben defender. Sin equivocaciones posibles
“Reparto de espacios y reparto de esfuerzos para que haya finalmente un reparto de beneficios. También, por supuesto, un reparto de responsabilidades. La quinta esencia de la zona es repartir. Es un concepto de integración y no de disgregación…// el mundo del fútbol hace creer de forma falaz a los futbolistas que pueden valerse de su talento sin contar con los demás.// … el máximo beneficio para todos sólo se obtiene con la colaboración. Aunque parece un ejercicio altruista, es un ejercicio egoísta. Eso, si, no es un egoísmo al uso, sino un egoísmo altruista. Ayudo al otro para ayudarme a mí…”
Menotti tuvo que hacer en cierta ocasión una explicación metafórica para explicar la diferencia entre marcaje al hombre y marcaje en zona. Lo explicaba Angel Cappa en su libro “La intimidad del fútbol”: “… Usted pone un perro feroz delante de la puerta de su casa y vienen dos ladrones. Al primero que se acerca, el perro feroz le ladra y se le tira encima. El ladrón corre, el perro va tras él y se aleja de la puerta. El otro ladrón, entra y le roba. En cambio el perro guardián le ladra al primer ladrón, pero vuelve a custodiar la puerta, no la abandona.”